120 latidos por minuto (2018)
120 latidos por minuto
”Un activista de ACT UP París se enamora del radical Sean mientras luchan contra la indiferencia hacia el VIH/SIDA en los noventa.”
Disponible en casa
Renta o Compra
&plat_logo=https://media.filmelier.com/images/plataformas/icone_mobile/365599cc6c68bb404af36411d40a866c.png&link=https%3A%2F%2Fitunes.apple.com%2Fmx%2Fmovie%2F120-latidos-por-minuto%2Fid1355289962%3Fat%3D1000loWU "Apple TV (iTunes)")
Tráiler
¿Por qué ver esta película?
Éste es un potente relato sobre la lucha contra el VIH/ SIDA en los noventa. El director franco-marroquí, Robin Campillo, no sólo recrea una realidad histórica, social y política de la época, sino también el fiero espíritu del activismo de una generación acelerada. El ritmo de ‘120 latidos por minuto’ es tan electrizante como su banda sonora. Esta inspiradora película se convirtió en un éxito ante el público y la crítica, y fue nominada a la Palma de Oro en Cannes, donde también ganó el Premio del jurado, el de la prensa, y la Palma Queer.
Filmelier
Nuestras recomendaciones
Sinopsis de la película
A inicios de los noventa, el SIDA ya lleva una década reclamando incontables vidas. Los activistas de ACT UP París ponen manos a la obra para combatir la indiferencia. Uno de sus integrantes más nuevos, Nathan, se enamora del radical Sean.
Compartir
¿Quieres asistir algo diferente?
¡Asista a películas completas ahora mismo!
¡Dale play y sorpréndete!
Dónde ver?
Disponible en casa
Drama
El secuestro del Papa
En El secuestro del Papa (Rapito), el cineasta italiano Marco Bellocchio se adentra en uno de los episodios más turbios y polémicos en la historia de la iglesia católica, el "caso Mortara". En 1851, cuando el niño judío Edgardo Mortara cae gravemente enfermo, su nana católica decide bautizarlo de emergencia. Sin embargo, la ley papal dicta que todo católico deberá ser criado como tal, así que el cardenal ordena que el niño sea recuperado y llevado a manos de la iglesia, contra los deseos de sus padres, que deciden pelear por él. La película narra un caso polémico que captó la atención del resto de Europa y de América, y narra con habilidad la lucha de intereses entre el poder menguante de la iglesia, los padres de Mortara, y la opinión pública, con consecuencias irreversibles para todas las partes.
Nuestro hogar
André Luiz, el protagonista, nos muestra el mundo que nos aguarda tras la muerte. En una ciudad próspera y futurista, llena de vida y actividad, y organizada de un modo ejemplar, los espíritus recién llegados pasan por fases de rehabilitación y de educación espiritual bajo el control de espíritus de mayor categoría.
20.000 especies de abejas
Cocó, de ocho años, no encaja en las expectativas del resto y no entiende por qué. Todos a su alrededor insisten en llamarle Aitor pero no se reconoce en ese nombre ni en la mirada de los demás. Su madre Ane, (Patricia López Arnaiz), sumida en una crisis profesional y sentimental, aprovechará las vacaciones para viajar con sus tres hijos a la casa materna, donde reside su madre Lita (Itziar Lazkano) y su tía Lourdes (Ane Gabarain), estrechamente ligada a la cría de abejas y la producción de miel. Este verano que cambiará sus vidas obligará a estas mujeres de tres generaciones muy distintas a enfrentarse a sus dudas y temores.
Nuestro hijo
Hay un personaje en Nuestro hijo (Our Son) que plantea una cuestión curiosa: la comunidad LGBTQIA+ ha luchado tanto por el derecho a casarse y formar familia, que parece un desperdicio que se divorcien "como todos los demás". De eso trata la triste historia de esta película, en la que Billy Porter y Luke Evans interpretan a un matrimonio gay que, con un hijo en común, deciden separarse y pelear por la custodia. Es el tipo de historia ya muy vista desde dramas como Kramer contra Kramer, pero esta película le añade necesarios matices contemporáneos y una humanidad muy aterrizada: sí, se ha peleado mucho por esos deseos. Pero al final, como todos, los miembros de la comunidad son tan humanos como nosotros, con virtudes y defectos, a los que Evans y Porter hacen honor con creces.
